JÓVENES

31 de agosto de 2.021

VIOLENCIA ENTRE IGUALES

FUENTE:FAD ( 👈TECLEAR )


Bajo la denominación amplia de violencia entre iguales, existe un amplio repertorio de conductas  disruptivas, de mayor o menor influencia negativa sobre terceros, producidas tanto en espacios formales (escolares o sociales), como virtuales. Dentro de esta categoría incluiríamos violencia, maltrato, acoso (bullying, en ámbito escolar).

También es cierto que estamos refiriéndonos a episodios de violencia que pueden tener muy diverso origen (provocada por una diferencia, por un sentimiento de odio, por razones más vinculadas a déficits propios de la persona o persona agresora que por razones o circunstancias de la víctima, etc.), y puede ser, a su vez, puntual o reiterada y desde leve o moderada hasta muy grave.

Proponemos un somero repaso por una de las más habituales y preocupantes, a nivel social, la del acoso o maltrato en el ámbito escolar o educativo, tanto físico, presencial, como a través de Internet.

 

Entrando en el tema

En primer lugar nos centraremos en el maltrato escolar realizado física o presencialmente. Por facilitar algún dato que dimensione la naturaleza de este problema, podríamos señalar que, según datos de UNICEF, en su informe mundial de 2018, uno de cada tres escolares de entre 11 y 15 años de edad, refieren haber sufrido una situación de violencia en su centro escolar en el último año.


Para que se dé esta, es necesario que se den tres factores básicos, una víctima (indefensa) atacada por uno o varios sujetos agresores, en una relación de poder desigual, en un tiempo prolongado y de manera repetida, siendo la agresión de tipo físico, verbal o psicológica.

El proceso de maltrato que se da en el acoso escolar es definible en varias fases, que comienzan con un desencadenamiento y, progresivamente, se incrementan en frecuencia, hasta conseguir, en determinados casos, si no de detectan o atajan, la exclusión escolar.

El origen supone el establecimiento de una víctima no como alguien aparentemente diferente o vulnerable por alguna razón, sino cualquiera, a veces por algo tan sencillo como cometer un error, destacar positiva o negativamente por alguna circunstancia concreta, de cualquier tipo, cualquier detalle parece que puede bastar para que la persona o personas agresora/s se fije en alguien y decida convertirlo en su víctima.

Se avanza a posteriori en el hostigamiento, hasta alcanzar niveles de importantes afectaciones de carácter psicosomático. Una parte importante de casos de acoso escolar se zanja, al final del largo proceso, con la salida de la víctima del colegio, bien por autodecisión o por exclusión institucional.

No obstante, cada vez son más numerosos y efectivos los programas de prevención (una gran mayoría protagonizados directamente por los iguales), que están actuando positivamente en reducir estas situaciones.

Parece, además, que la evidencia señala que la clave de su eficacia reside en la rapidez de la actuación escolar y familiar y, en el caso de la institución educativa, particularmente en el hecho de que de una manera directa, unívoca, pero rápida, se traslade a quien acosa o maltrata la idea de que su conducta es absolutamente intolerable.

En cuanto a las diferencias de sexo, no parece existir acuerdo entre una mayor prevalencia de personas acosadas o acosadoras en un sexo u otro, pero sí en que niños y adolescentes suelen decantarse más por la agresión física y las amenazas directas mientras que las niñas atacan a la víctima aislándola y excluyéndola, intentando bloquearla socialmente.

Acoso y maltrato en la red. Como hemos señalado, otro tipo de violencia destacable es la que se produce o reproduce a través de las redes sociales e Internet. En estos casos se definen a partir de dos elementos básicos:

El ejercicio de crueldad deliberada con otra persona mediante el envío o publicación de material dañino o la implicación de otras formas de agresión social usando internet u otras tecnologías digitales.

Si es acoso, debe, además, ser una conducta agresiva e intencional que se repite de forma frecuente en el tiempo, se lleva a cabo por un grupo o individuo mediante el uso de medios electrónicos, y se dirige a una víctima que no puede defenderse fácilmente por sí misma.

Aunque puedan existir aspectos diferenciales, el maltrato o la violencia ejercidos a través de Internet o las redes sociales suponen un número mucho más alto de espectadores respecto de la violencia tradicional. Ello aumenta espectacularmente los efectos, sin olvidar las escasas o en la mayoría de los supuestos nulas posibilidades de identificar al agresor, circunstancia que además de aumentar la impunidad de este último también multiplica la indefensión de la víctima.

Se constata, asimismo, que las víctimas suelen sufrir un daño relevante en su autoestima y autoconfianza, acompañado también de problemas académicos (violencia y fracaso escolar, absentismo), así como dificultades en el establecimiento de relaciones interpersonales. En este sentido, tras un ataque online, las emociones más frecuentes que viven las víctimas de este tipo de acoso son el disgusto, enfado, tristeza, miedo, soledad, depresión.

No debe obviarse que también las familias y el entorno cercano a la víctima sufren un daño, habitualmente aparecen cuadros depresivos (sobre todo en aquellos casos en que las consecuencias sean más severas). Es, por ello, extremadamente conveniente que cuenten con quien hablar y que les asesoren.

Incluso la persona agresora también sufre o sufrirá daños por déficits de personalidad. Estudios indican en estas personas mayor probabilidad que el resto de sufrir rasgos depresivos y problemas de comportamiento. Poseen un bajo grado de funcionamiento psicosocial y la predisposición a padecer problemas de ajuste psicológico; fracaso y absentismo escolar. Entre las principales consecuencias de estos actos estarían la destrucción de sus redes sociales de apoyo, el rechazo social, la vergüenza, una mayor probabilidad de repetir el comportamiento violento en futuras relaciones y la posible respuesta judicial.


Como resumen indicativo de todo lo comentado, podemos señalar que, según datos de un informe realizado por la Fundación Mutua en 2018, en España:

a) Uno de cada cuatro casos de acoso escolar se produce en la forma de ciberbullying.

b) Alrededor del 90% de los menores que sufren acoso escolar tiene problemas psicológicos (ansiedad, depresión y miedo permanente).

c) Más de la tercera parte de los que lo sufren no se lo cuenta a sus padres. El resto tarda entre 13 y 15 meses de media en pedir ayuda.

d) La edad media de las víctimas de acoso escolar se sitúa en los 11 años y en los 13,5 años en el caso de los que padecen ciberbullying.

En este tipo de violencias, asistimos a:

👉Vejaciones por correo electrónico o mensajería instantánea.

👉 Mediante el teléfono móvil, a través de llamadas.

👉 A través de redes sociales, mediante perfiles y cuentas falsas o con usurpación de la identidad de la víctima o de terceras personas.

👉 El desprestigio en la web

👉 Grabaciones o “Happy Slapping”, ataque inesperado sobre la víctima grabado y difundido a través de un teléfono móvil.

 

 

REFLEXIONES SOBRE SU PREVENCIÓN: EL PAPEL DEL PROFESORADO, DEL CENTRO, LA FAMILIA Y EL SISTEMA EDUCATIVO

 

Las respuestas en estos niveles han de centrarse tanto en actuaciones sancionadoras y administrativas, como en acciones encaminadas a la prevención y la resolución de conflictos. Es clave la existencia de protocolos, con fases y medidas a adoptar, tanto en la identificación, comunicación y denuncia de la situación como en medidas de actuación (inmediatas y a medio plazo), con implicación a la familia, resto de profesionales e implicación a instancias internas y externas.

La Asociación Española para la prevención del acoso escolar A.E.P.A.E señala un decálogo sintético de consejos para profesores, orientadores y educadores:

①Controlar los niveles de acoso y violencia escolar puede ser a veces complicado, especialmente cuando por falta de medidas preventivas se hayan podido agravar y cronificar situaciones ya existentes. Se concertará una cita con los padres del acosado y acosador/es. Se realizará una investigación personalizada tanto con las dos partes como por parte de los observadores (por separado), existen test de identificación de acoso. Se mantendrá informados a los padres semanalmente del caso, según cada Colegio, sus normas de protección de datos. Los padres tienen derecho a ser informados del caso (sin entrar en detalles) y a exigir un control más exhaustivo sobre lo que sucede dentro del colegio.

② Es necesario tomar medidas preventivas para evitar el surgimiento de casos de acoso. Para una eficaz prevención del acoso escolar es imprescindible evaluar periódicamente los niveles de acoso escolar con herramientas específicas, debidamente elaboradas, validadas y baremadas. En la actualidad existen diversas herramientas de medición del acoso escolar que permiten evaluar la situación de cada alumno dentro de un centro.

③ Medir el acoso escolar regularmente tiene una doble finalidad. En primer lugar permite detectar los casos ya existentes para tomar las medidas necesarias de protección de la víctima y sanción de las conductas de maltrato. En segundo lugar, medir tiene efectos disuasorios, ya que aquellos niños que frecuentemente actúan de manera violenta reciben el claro mensaje de que sus conductas no son bien vistas por el centro y que por tanto serán sancionadas.

④ Al contrario de lo que a veces se cree, atajar las situaciones de acoso está al alcance de profesores y orientadores. No obstante es necesaria una firme voluntad para ceñirse a una política de tolerancia cero de la violencia.

⑤ Debe primar el derecho de la víctima a ser protegida y los centros educativos tienen la obligación de garantizar ese derecho. La forma de garantizar la protección de la víctima consiste en estar abiertos a detectar y descubrir las conductas de acoso y violencia escolar.

⑥ Deberemos escuchar las quejas de los alumnos. No debemos sorprendernos si las versiones de las distintas partes difieren. No es de esperar que los acosadores confiesen sus fechorías. Tampoco debemos permitir que se nos confunda con justificaciones de las conductas de violencia. La violencia nunca está justificada.

⑦ Deberán detectarse por tanto conductas específicas de acoso y violencia escolar y deberán sancionarse esas conductas. Las sanciones transmiten el claro mensaje de que la violencia tiene un precio, lo que desincentivará el uso de esas conductas por parte de ese alumno o de otros.

⑧ La reincidencia en conductas de acoso escolar deberá ir seguida de la reincidencia de las sanciones, con el debido incremento de la magnitud de la sanción. Las primeras sanciones serán por tanto de carácter más moderado para ir creciendo en relevancia. Habrá que tomar medidas importantes como avisar a padres de víctimas y agresores de los hechos ocurridos y de las medidas de sanción y protección tomadas. La medida final sería la expulsión permanente del alumno agresor. Esta puede parecer una medida drástica pero en muchos casos será la única forma efectiva de garantizar la integridad de la víctima.

⑨ Cada colegio tiene su protocolo de actuación, que puede incluir la toma de medidas educativas consensuadas con instancias externas de todo tipo (desde servicios educativos, sociales, a judiciales o autoridades, como los policías tutores asignados para cada Centro).

⑩ Es imprescindible proteger a la víctima y sancionar las conductas de acoso. Por el contrario, negar al problema o mirar a otro lado puede tener efectos difíciles de remediar.

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6 de julio de 2020


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13 de abril de 2020



La capacidad de adaptación de los adolescentes





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11 de enero de 2020

EDUCACIÓN SEXUAL Y AFECTIVIDAD



La dimensión sexual de la persona es clave en el desarrollo humano. La educación de la sexualidad debe ser sólo una parte de una educación en la afectividad y en el amor; ha de incidir también en la afectividad y ayudar a formar la intimidad de la persona, por eso es un derecho inalienable de los padres, es competencia de las familias y no del Estado.

Educar es convertir a alguien en persona más libre e independiente, con más criterio, por eso toda educación positiva humaniza y libera al hombre llenándolo de amor. Los padres siempre han de educar en y para la libertad enseñando a sus hijos a dominar y ser dueños de la propia sexualidad, gobernándola con amor, para entregarla a otra persona, a través de una donación comprometida.
La verdadera educación consiste en instruir, formar, guiar, sacar lo mejor que hay dentro de una persona para hacerla más dueña de sí misma. La educación afectivo sexual consiste en la consecución de un conocimiento adecuado de lo que es la sexualidad, desde su desarrollo hasta la culminación del encuentro físico entre un hombre y una mujer, que apunta hacia la madurez psicológica y la plenitud de la persona, en el marco de lo que debe ser la dignidad humana. Ese conocimiento no descuida ningún aspecto del hombre: va del plano físico a los aspectos psicológicos, sociales y culturales, pasando por lo espiritual y el entorno en donde éste se desarrolla.

Los padres no deben hacer dejación de sus responsabilidades en la educación afectivo sexual de sus hijos. Las familias están moralmente obligadas ante los niños a formarse en este terreno para buscar el bien de los hijos y las autoridades públicas deben favorecer esta formación de los padres, promoviendo los centros públicos y privados que la faciliten. El éxito de la educación consiste en proporcionar un conocimiento equilibrado de uno mismo y de la realidad, promoviendo una adecuada jerarquía de valores. La educación sexual fracasa cuando sólo es información técnica y cuando hay un claro desajuste o una falta de armonía en lo que se enseña.

Al tocar un ámbito en el que existen amplias y sanas diferencias de opiniones en la sociedad, el Estado no debe imponer un único modelo de educación sexual, y en ningún caso debe facilitar este tipo de formación a los menores sin el expreso consentimiento de los padres, y mucho menos en contra de los valores afectivo sexuales que los padres desean transmitir en familia.




Sínodo sobre jóvenes: las 7 palabras clave del 
Instrumentum Laboris



1.- Escucha: 

Los jóvenes quieren ser escuchados con empatía, precisamente “allí donde se encuentran, compartiendo su existencia cotidiana” y desean que sus opiniones sean consideradas, buscan sentirse parte activa de la Iglesia, sujetos y no meros objetos de evangelización. Todos los jóvenes quieren ser escuchados, sin excluir a nadie, porque la “escucha es la primera forma de lenguaje verdadero y audaz que los jóvenes piden en voz alta a la Iglesia”.

2.- Acompañamiento:

Los jóvenes piden ser acompañados, a nivel espiritual, formativo, familiar, vocacional. Este acompañamiento no es, de hecho, una opción con respecto al deber de educar y evangelizar a los jóvenes sino un deber eclesial y un derecho de todo joven” que sirve para formar conciencias y libertad, a cultivar sueños pero también a “emprender pasos concretos en las estrecheces de la vida”. Y en este marco el papel de la familia es central y sigue representando una referencia privilegiada en el proceso de desarrollo integral de la persona”.

3.- Conversión: 

El tema de la conversión es tratado ampliamente en el documento sinodal: está el drama de jóvenes cristianos que “representan una minoría expuesta a la violencia y a la presión de la mayoría que pretende su conversión” como así también la solicitud de una “conversión sistemática” en el ámbito educativo para que todas las estructuras formativas y sus miembros inviertan más en la “formación integral” de manera que no se transmitan sólo contenidos, sino que se dé también testimonio “de madurez humana”, para hacer que los jóvenes sean sujetos y protagonistas de su misma vida.

4.- Discernimiento: 

Es una de las palabras mayormente presentes en el Documento, entendido como “estilo de una Iglesia en salida”, para responder a las exigencias de los jóvenes. El discernimiento debe ser ofrecido a las jóvenes generaciones como “instrumento de lucha” que los haga capaces de reconocer “los tiempos de Dios” y “no desaprovechar” sus inspiraciones y su “invitación a crecer”. Discernimiento que es un “don y riesgo” porque no es inmune al error, pero enseña a los jóvenes la disponibilidad a asumir decisiones que cuestan.

5.- Desafíos: 

Discriminación religiosa, racismo, trabajo precario, pobreza, migraciones forzadas y trata: son muchos los desafíos que deben enfrentar los jóvenes de hoy, y muchos de ellos, explica el Instrumentum Laboris, son generados por fenómenos de exclusión, por la “cultura del descarte”, por un uso impropio de las nuevas tecnologías digitales tan difusivas pero también arriesgadas por el fenómeno del “Dark web” que pueden generar.

6.- Vocación:

A este respecto el Documento evidencia la visión reductiva del término “vocación”, ya que la pastoral vocacional es entendida como una actividad finalizada sólo al reclutamiento de sacerdotes y religiosos. Por ello, surge la necesidad de volver a pensar la pastoral juvenil vocacional para que sea “de amplio respiro”. De hecho cada joven tiene su vocación que puede ser expresada en varios ámbitos: familia, estudio, profesión, política… convirtiéndose en “un eje de integración de todas las dimensiones de la persona”.

Con respecto las vocaciones sacerdotales la Iglesia está llamada a reflexionar porque es innegable su preocupación por la disminución del número de los candidatos, y esto hace necesario – señala el Instrumentum – una reflexión renovada sobre la vocación al ministerio y una pastoral vocacional que sepa hacer sentir la fascinación de la llamada de Jesús a transformarse en pastores de su rebaño”.

7.- Santidad: 

El Documento sinodal concluye con una reflexión sobre la santidad, porque esta debe ser propuesta como “horizonte accesible a todos los jóvenes”. La juventud es un tiempo de santidad, y como todos los santos nacieron jóvenes, la narración de su vida puede permitir a los chicos de hoy que cultiven la esperanza para que “con coraje – como escribe el Papa Francisco en la oración final del Documento – tomen la vida en sus manos, apunten a las cosas más bellas y más profundas y conserven siempre un corazón libre”.


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7 de octubre de 2018

CONVERTIR LAS PANTALLAS EN UN ALIADO PARA EL ESTUDIO

FUENTE: http://empantallados.com/convertir-las-pantallas-en-un-aliado-para-el-estudio/


Las palabras “estudiar” y “pantalla” a veces son difíciles de combinar. Lo habitual es que pensemos en las pantallas como en una distracción y es cierto que habitualmente significan eso. No hace falta mirar a nuestros hijos para saberlo. Pero las pantallas también pueden ayudarnos a estudiar mejor o a ser más ordenados, si las utilizamos correctamente. Aquí tienes algunas aplicaciones que pueden ser útiles en el comienzo de curso:


1. Los apuntes.

Aplicaciones para tomar notas. A todos nos gustaba estrenar libretas en el colegio. El olor a papel nuevo, las hojas totalmente limpias… En una tablet puedes empezar una libreta nueva todos los días, e incluso con más posibilidades. Aplicaciones como Evernote, Simplenote, o Handwrite Propueden ser muy útiles para que los apuntes y anotaciones de toda la familia sean impecables. Hay algunos ejemplos alucinantes como los que puedes ver en este vídeo.


2. Organización.

Agenda escolar: Todos necesitamos un poco de tiempo hasta que nos acordamos del orden de clases, los horarios y las horas de entrada y salida. Esta aplicación es muy útil para no perdernos durante el curso. Otras aplicaciones como “Horario de clase” ofrecen herramientas similares.

Todoist: ¿Os cuesta llevar un seguimiento de tareas o saber qué toca ahora? Sin problema, el inicio de curso es el momento para buscar nuevas soluciones. Probad alguna aplicación de gestión de tareas para ver cómo os funciona.


Focus keeper: Si lo que más cuesta en casa es concentrarse, el método Pomodoro puede ser interesante para decidir qué hacer en rangos de 20 minutos. ¡Y no solo para nuestros hijos! Hay otras aplicaciones similares como Pomicro.


3. Gestión familiar.

Picniic: ¿Te gustaría llevar más ordenadas las tareas de casa? ¿Que no se os olvide ninguna fecha importante? ¿Saber dónde están tus hijos en algún momento determinado? Esta aplicación ha nacido con la idea de ser un “asistente familiar”, échale un vistazo porque te va a parecer interesante. ¿Utilizas alguna app para que tus hijos estudien mejor? ¿Cómo controlas la exposición a las pantallas en los tiempos de estudio? Cuéntanos tus ideas y las sumaremos a este artículo.

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